“Coram Deo,”una frase latina que significa “ante el rostro de Dios”, capta la esencia misma de la vida cristiana. Expresa una profunda realidad bíblica: toda la vida se vive en la presencia inmediata del Dios Trino. Para el creyente, esto no es un simple sentimiento poético; es un hecho ontológico y epistemológico. Desde la perspectiva Van Tiliana, es el fundamento de todo significado, moralidad y conocimiento. Vivir Coram Deo es rechazar la autonomía y abrazar la estructura pactual de la realidad, una en la que Dios siempre está presente, siempre es Señor, y siempre define.
El mito de la neutralidad: Coram Deo destruye la autonomía humana.
Desde la caída de la humanidad, el hombre ha intentado vivir independientemente de Dios. Ha intentado vivir su vida de forma autónoma. Esto les ha impedido ver los efectos del pecado en su razonamiento. Esta falsa visión les ha hecho creer que viven su vida de forma autónoma y neutral. Cornelius Van Til atacó implacablemente el mito de la neutralidad. El hombre moderno quiere vivir como si pudiera estar en terreno neutral, interpretando hechos, tomando decisiones morales y construyendo su cosmovisión aparte de Dios. Pero la idea de neutralidad es una mentira. Pretender independencia de Dios no es simplemente vivir sin dirección; es vivir en rebelión contra la misma naturaleza de la realidad. Es vivir una contradicción. La idea de la existencia de la criatura implica la idea de una completa dependencia de Dios. En otras palabras, no se puede vivir verdaderamente sin vivir Coram Deo. Todos los hombres, lo reconozcan o no, están en relación de pacto con Dios. Él no está distante. No es un espectador silencioso. Dios siempre está presente, siempre habla y siempre interpreta Su creación. El incrédulo reprime esta verdad, pero no puede escapar de ella (Romanos 1:18–21).
Coram Deo y la estructura pactual de la realidad
Todos los hombres, por estar hechos a imagen de Dios, son seres del pacto. Por lo tanto, toda la realidad es un pacto y está estructurada de pacto. Todos los seres humanos están en relación de pacto con Dios, ya sea en Adán o en Cristo (Romanos 5:14). No hay una “tercera opción” autónoma. Ser humano es ser confrontado por Dios y ser responsable ante Él en todo momento. Eso es lo que significa Coram Deo.
Para Van Til, la distinción Creador-criatura es la más básica de toda la realidad. El hombre no es último. Sólo Dios es autosuficiente, eterno y fuente de todo significado. Vivir Coram Deo es vivir en sumisión consciente a esta verdad. Es reconocer el señorío de Dios sobre cada área de la vida, no sólo los domingos por la mañana o en la espiritualidad privada, sino en nuestro pensamiento, nuestra ética, nuestro trabajo y nuestras relaciones.
Por eso Van Til habló de la necesidad de presuponer al Dios Trino de las Escrituras en todo razonamiento humano. El incrédulo, por el contrario, asume la autonomía y vive en una falsa realidad, una versión prestada y distorsionada del mundo de Dios.
Vivir ante Su rostro en cada pensamiento
Uno de los aportes más radicales (y bíblicos) de Van Til es que la epistemología nunca es neutral. Cada acto de pensamiento es obediente o desobediente. Por consiguiente, no hay área de la vida humana que no esté bajo el escrutinio de Dios.
Eso es vivir Coram Deo. El cristiano no puede dividir su vida entre lo sagrado y lo secular, entre religión privada y pensamiento público. Todo está bajo los pies de Cristo (Efesios 1:22). Todo conocimiento, todo razonamiento, toda interpretación debe comenzar con el temor del Señor (Proverbios 1:7).
Van Til enfatizó que el pensamiento incrédulo siempre toma prestado de la cosmovisión cristiana. Incluso cuando el incrédulo afirma independencia, debe usar leyes de la lógica, suposiciones morales y la uniformidad de la naturaleza, cosas que sólo tienen sentido en un mundo creado y gobernado por el Dios Trino. El incrédulo siempre “vive con capital prestado”, aunque reprima el rostro de Dios.
Por eso, Coram Deo no es simplemente una doctrina de piedad; es la atmósfera ineludible de la existencia. Cada ser humano piensa, vive y respira en el mundo de Dios. La pregunta no es si vives ante el rostro de Dios, sino si lo reconoces y respondes con fe, o lo niegas y reprimes la verdad con injusticia.
Adoración, cosmovisión y sumisión total
La teología de Van Til es profundamente doxológica. Él entendió que toda la vida es adoración. Coram Deo significa que no hay ni un centímetro cuadrado de tu vida que esté fuera del dominio de Dios. Como lo dijo Abraham Kuyper y Van Til lo afirmó con su enseñanza: “No hay una sola pulgada en todo el dominio de nuestra existencia humana sobre la que Cristo, quien es Señor de todo, no grite: ¡Mío!”
Esto significa que nuestra apologética no debe ser meramente intelectual, sino pactual y holística. No estamos tratando de ganar debates. Estamos llamando a los hombres al arrepentimiento y a la sumisión ante el Dios vivo que los ve en todo momento. Nuestra defensa de la fe es Coram Deo; hecha con reverencia a Cristo como Señor (1 Pedro 3:15), reconociendo que cada palabra y pensamiento nuestro es juzgado por Él.
Para Van Til, incluso el acto de hacer apologética es moral y espiritual. O argumentas como criatura ante el Creador, o usurpas Su trono y hablas como si tú fueras el juez. Coram Deo nos corrige. Nos humilla. Nos recuerda que nunca somos la autoridad; siempre somos los testigos.
Coram Deo en América Latina: Una visión necesaria
En el contexto latinoamericano, Coram Deo ofrece un poderoso desafío tanto al nominalismo religioso como a la autonomía secular. Ya sea el catolicismo cultural que divide la vida, o el creciente secularismo que intenta borrar a Dios por completo, ambos sistemas niegan la presencia y el señorío total de Dios.
Pero el mensaje de Coram Deo confronta esta falsa dicotomía. Declara que Cristo es Señor sobre cada barrio, cada universidad, cada familia y cada pensamiento. Llama a los jóvenes a dejar de vivir vidas fragmentadas, dejar de pensar que pueden seguir a Jesús los domingos y al mundo el resto de la semana. Le dice al escéptico que ya vive ante el rostro de Dios y que incluso sus dudas son oídas por Él.
La teología de Van Til da a la iglesia latinoamericana una base para un compromiso cultural audaz. No con herramientas prestadas de neutralidad o evidencialismo, sino con la visión bíblica completa de un Dios que reina, que habla y que no será ignorado.
Conclusión: No puedes escapar de Su presencia
Vivir Coram Deo no es simplemente un llamado, es una realidad. Estás ante Su rostro lo reconozcas o no. Tus pensamientos, tus afectos, tus relaciones, tu carrera, tus pecados ocultos, tus preguntas, tus anhelos—todo está a la vista de Él.
Van Til nos recuerda que la cuestión no es si vives Coram Deo, sino si vives como si lo hicieras. La vida cristiana es la vida del que guarda el pacto el que camina humildemente ante Dios, piensa Sus pensamientos tras Él, se regocija en Su señorío y descansa en Su gracia.
El incrédulo vive bajo el mismo rostro, pero en negación, rebelión y contradicción. Y el papel del apologista, del predicador, del misionero, es exponer eso y llamar a todos los hombres al arrepentimiento. A pasar de la autonomía al pacto. De la oscuridad a la luz. De la necedad al temor del Señor.
Porque al final, toda rodilla se doblará.
Y toda lengua confesará.
Ante Su rostro.
Coram Deo.